No se puede negar la evolución que se ha generado en los últimos tiempos: los avances tecnológicos han sido espectaculares y cada día surgen nuevas tecnologías de la información y la comunicación más competentes que las anteriores, por lo que resulta imposible entender el mundo del ciudadano del s.XXI sin que la tecnología esté presente y juegue un papel primordial en todos los ámbitos en los que se desarrolla: casa, trabajo, ocio…
A si mismo estamos en un momento en que abunda la información y la rapidez con la que ésta se genera, sin obviar la facilidad para acceder a ella. Pero estamos hablando de información no de conocimiento, es decir, tener acceso a la información no garantiza saber. Incluso puede producirse el efecto contrario, porque el exceso de información puede saturar a las personas. Para que se desarrolle el verdadero conocimiento es necesario que la información sea procesada por el individuo, entendiendo e interpretando dicha información.
Ante la presencia de enormes cantidades de información y en cualquier sitio, en primer lugar será primordial que los individuos sean capaces de discriminar la información, de seleccionarla, de interiorizarla para así poder desenvolverse de la manera más competente en sus quehaceres diarios.
Por lo tanto nos encontramos en una realidad en que la sociedad ha cambiado y además cada vez se generan más cambios y a más rapidez, así que la educación también debería hacer esfuerzos para adaptarse a estos cambios sufridos.
Si el papel de la educación es acompañar y guiar a los niños en el proceso de crecimiento, desarrollo y descubrimiento de la realidad, debe hacerlo teniendo en cuenta el contexto que rodea al niño y al que está sujeto. Así que, bajo mi punto de vista, la inclusión a las nuevas tecnologías en las escuelas es crucial. Pero esto no significa solamente que se deban incluir las nuevas tecnologías en el aula, es decir, en mi opinión no creo que el hecho de incluir un ordenador en el aula, o sustituir la pizarra de tiza por una pizarra electrónica se traduzcan a educar a los niños para la sociedad de la información. Primero cabe decir que se debe enseñar a hacer buen uso de ellas, y aquí es dónde creo que la escuela y los docentes bien formados tienen un papel fundamental, porque cómo manejar los instrumentos electrónicos ya aprenden en casa y cada vez más pequeños. Pero se debe potenciar el uso de estas nuevas tecnologías como recursos educativos para sacarle partido a la "cara amable" de las TIC como nos decía Area en 'Sociedad de la información, tecnologías digitales y educación'.
En este proceso de cambio el rol de niño como sujeto pasivo y maestro como mero transmisor de conocimientos debe desaparecer radicalmente, ya que hoy en día el maestro es solo una fuente más de información, que compite con los medios tecnológicos, y por lo tanto su función debe pasar a guía, a acompañante. Son los alumnos quienes cogen protagonismo en su proceso de enseñanza-aprendizaje y son ellos los que construyen su conocimiento. También cobra importancia el trabajo conjunto y el aprendizaje a través de los otros, ya que como decía Vigotsky en su teoría del aprendizaje el ser humano es un ser social por naturaleza, y es de la interacción con los otros como se desarrolla el sujeto.
Todo apunta a que el sistema educativo debe cambiar, y como todo cambio cuesta esfuerzo pero nos encontramos en el momento de hacerlo ya que es necesario adaptar la escuela en su momento actual y así conseguir recuperar la motivación de los alumnos, potenciar el auto aprendizaje a lo largo de toda la vida, y formar ciudadanos competentes, críticos y reflexivos.
En mi opinión queda un largo camino por recorrer y un gran esfuerzo que hacer para cambiar el sistema educativo pero también creo que es un cambio totalmente necesario para poder ajustarse a las demandas de la sociedad de hoy en día y no dejar atrás un aspecto tan importante como es la educación, en todos sus ciclos y etapas.